Los activistas por los derechos humanos llevan años presionando al gobierno afgano para que prohíba y castigue severamente a los responsables del bacha-bazi: una cruel práctica de esclavitud sexual de niños muy extendida, utilizada por los jefes de guerra, militares y policías, pero también por algunos políticos y personas ricas e influyentes.
Niños de entre 10 y 18 años son secuestrados, vestidos y pintados como mujeres, y vendidos para ser usarlos como bailarines y esclavos sexuales en las fiestas entre hombres. Los talibanes, que luchan contra las fuerzas del gobierno, utilizan esta tradición para infiltrar a los menores entre las fuerzas de seguridad afganas y así obtener información y organizar sus ataques. El gobierno ha aprobado una ley que castiga severamente a los culpables y apoya la pena de muerte en los casos más graves, como la violación de los menores. (Fides).